Aprovechar el marketing olímpico no es una cuestión de si se debe o no tocar algo muy nuevo, sino más bien de la necesidad de encontrar el punto de convergencia entre la marca y los Juegos Olímpicos, y al mismo tiempo con el producto, el escenario para hacer una sinergia estrecha, en lugar de frotarse fuertemente los puntos calientes.
Las tiendas físicas de la marca utilizan “cultura olímpica” como etiqueta, lo que puede resaltar la estrecha conexión entre la marca y el espíritu olímpico, pero también amplificar los genes deportivos profesionales nativos de la marca y su narrativa.
Al aprovechar la influencia de los Juegos Olímpicos, las marcas pueden llegar a nuevos mercados y grupos de consumidores a los que normalmente es difícil llegar directamente. Esto es importante para ampliar la cuota de mercado y fortalecer la fidelidad de los consumidores.